Del cuaderno a la Red sin red. Promesas centenarias.
Prometiste
que tu venganza
sería eterna
y lo has cumplido.
Tal vez no ha sido
eterna
pero sí, sin duda, centenaria.
Prometiste
no volver a mirarme
y me has mirado,
pero no me has visto.
Prometiste olvidarme
y al encontrame
no me recordabas.
Pero yo prometí
otras cosas.
Prometí volver
y buscarte
y volví y no te busqué,
pero te encontré
y todas las piezas
encajaron,
entendí la música
de las esferas
y las leyes secretas
del Universo.
Prometí amarte
en el silencio de los siglos
y te amé a gritos
que no quisiste
escuchar.
Y ahora no sé
cómo conjugar
mis promesas
con tus reproches,
cómo conjurar
tus promesas,
porque tu deseo
de venganza
ahora es sólo miedo
a mi mirada
a mis palabras
a mi paso por tus sueños
a mi silencio
invisible a tu lado
donde siempre estoy
porque nunca estoy.
2 de mayo de 2010
que tu venganza
sería eterna
y lo has cumplido.
Tal vez no ha sido
eterna
pero sí, sin duda, centenaria.
Prometiste
no volver a mirarme
y me has mirado,
pero no me has visto.
Prometiste olvidarme
y al encontrame
no me recordabas.
Pero yo prometí
otras cosas.
Prometí volver
y buscarte
y volví y no te busqué,
pero te encontré
y todas las piezas
encajaron,
entendí la música
de las esferas
y las leyes secretas
del Universo.
Prometí amarte
en el silencio de los siglos
y te amé a gritos
que no quisiste
escuchar.
Y ahora no sé
cómo conjugar
mis promesas
con tus reproches,
cómo conjurar
tus promesas,
porque tu deseo
de venganza
ahora es sólo miedo
a mi mirada
a mis palabras
a mi paso por tus sueños
a mi silencio
invisible a tu lado
donde siempre estoy
porque nunca estoy.
2 de mayo de 2010
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