Quién sabe dónde
Esta mañana he tenido un atisbo de comprensión hacia quienes lo dejan todo atrás sin despedirse. Los que se escapan. Los que se van. Me he acordado de aquel programa, 'Quien sabe dónde', tan generoso en historias y en la sugerencia de cientos de finales para muchas otras que nunca se resolvían. Me imaginé a algunos de los que no daban noticia durante años, para luego aparecer en algún lugar empujados por la presión mediática de aquel espacio de tanto tirón. Me acuerdo de una mujer que se había ido de un día para otro, dejando a su marido y a sus hijas, tres creo que eran, ya adolescentes o jovencitas. En aquella familia no se reconocían problemas. Nada de maltrato, apenas las discusiones típicas con sus padres de las adolescentes. Adolescentes de los de entonces, que eran menos fieros que los de ahora, todavía no había nacido la Generación Emperador. La madre, además de echar para adelante con la casa, salía a trabajar limpiando en el Ayuntamiento de la localidad, donde todo el...