La reinvención en tiempos convulsos
Como se puede ver en este gráfico (es una manera de hablar), la reinvención me ha llevado sus buenos añitos. No voy a contar ahora todo mi trayecto personal en este tiempo, porque aburriría a las ovejas. Baste decir que he transitado estos años cambiando y sanando asuntos que ni siquiera recordaba que hubieran ocurrido, y que la conclusión es buena: bien han merecido la travesía del desierto, o del Infierno de Dante, como se prefiera definir. En muchos momentos pensé que la pérdida de mi identidad anterior, referida a un papel familiar (como hermana, como hija y como madre, sobre todo) y al papel profesional (como periodista de un medio de información de primer orden), significaba también mi disolución como persona, como ente vivo. Por supuesto, la Realidad vino, me dio repetidamente en los morros y me demostró que no es así para nada. Por lo tanto, he podido confirmar que la vida es una continua sucesión de momentos que se parecen mucho a lo que llaman las pequeñas muertes y que, des